En EspaƱa nadie regala nada, nadie excepto el seƱor Pascual, quien lleva 2 semanas regalando zumos Bifrutas por las estaciones del metro de Madrid.
Lo que la gente hace por llevarse algo gratis a casa siempre me ha sorprendido, empezando por los que segĆŗn suben las escaleras del metro aceleran el paso al ver los carritos con sombrillas llenos de periĆ³dicos gratuitos, segĆŗn se acercan a los distribuidores y a la muchedumbre la tensiĆ³n aumenta. Hay que coger los 3; Que!, ADN y 20minutos, es una cuestiĆ³n de vida o muerte.
DespuĆ©s estĆ”n los que afrontan las ferias de Ifema como un deporte de riesgo, en algunos stands dan carritos para que te lleves a casa todos los souvenirs de los stands de la competencia… gente que va con maletas cargadas de trĆpticos, los que se pegan por el Hola! Alta Costura en Cibeles (aquĆ me incluyo), los que no se despegan de los stands donde dan comida o bebida, los que se recorren Fitur entero para conseguir una chapa de “I love NY” en el stand de la ciudad, y los que cogen bolsas en cada sitio posible, a estos les da igual lo que lleven dentro, como si no llevan nada, el que lleve la bolsa mĆ”s grande es el que va a volver a casa mĆ”s contento.
Otra variante de adictos a lo gratis son los coleccionistas de lĆ”pices de Ikea, que en casos patolĆ³gicos llegan a llevarse hasta los metros de papel de 6 en 6. Los que arrasan con las amenities en los hoteles, aunque sean bolsas para la ropa sucia…
Pero vuelvo al Bifrutas, que es lo que me ha llevado a escribir este post. Resulta que los Bifrutas han causado un furor especial, y yo creo que ha sido por 3 motivos: es bebida, la gente sale de casa sin desayunar y, lo mƔs importante, los daban de dos en dos!!!
Esto ha llevado a la siguiente escena, mucho mƔs impactante que el revoloteo de gente en ayunas alrededor de los azafatos Pascual:
7:25 in the morning, intercambiador de Moncloa, Linea 6, AndĆ©n 1. Yo y otros cuantos madrugadores nos sentamos en el vagĆ³n (unos se sientan, otros se lanzan desde la puerta al asiento, no sea que les toque ir de pie… lo gracioso es que todas las maƱanas somos las mismas personas y los mismos asientos, y siempre sobran, pero la gente sigue empujando para sentarse antes que nadie), y el tren no arranca (como tantas otras maƱanas), pasan unos minutos y siguen entrando pasajeros al vagĆ³n, y de repente una chica entre con su pack de bifrutas, seguida por un estudiante de arquitectura, y despuĆ©s otra chica mĆ”s a la que le acaban de regalar el desayuno, y sonrĆe inevitablemente, agarrada a sus zumos como si el ojo de Sauron la vigilara. Y ahĆ es cuando la seƱora que estĆ” sentada a mi lado, esa que casi me tira para poder sentarse antes que nadie, antes de que le salga un sarpullido por envidia le pregunta a la chica dĆ³nde le han dado los zumos, y si son gratis. Y de repente, toda la prisa que tenĆa por llegar a tiempo al trabajo queda relegada a una segunda posiciĆ³n, ahora solo importa llegar antes que nadie a la fila de los bifrutas. La seƱora saliĆ³ corriendo del vagĆ³n, a riesgo de que las puertas le pillasen un brazo al cerrarse, pero eso poco le importĆ³, porque seguro que algĆŗn dĆa en otro lugar los brazos tambiĆ©n los regalen…